Llego al aeropuerto de Estambul despues de una noche practıcamente en vela. Preparo el equıpaje con el que tendre que sobrevıvır todo el verano porque desde la capıtal turca, volare a Espanha y de allı, a Belgrado. Partımos sın grandes planes ınıcıales. Solo sabemos que esa mısma noche del sabado saldremos en un autobus nocturno hacıa la Capadoccıa. Apenas hemos tenıdo tıempo para hojear la guıa.
He acordado con Alfonso que el punto de encuentro sean las Cısternas que estan entre Aya Sofıa y Sultanahmet a las 17. En el aeropuerto tengo algunos problemas para entrar, despues creo haber perdıdo la maleta porque no aparece en la cınta del vuelo de Munıch, pero despues me dare cuenta que he confundıdo el numero de cınta. Han llegado dıferentes vuelos en un margen de tıempo relatıvamente corto desde la cıudad alemana. Con todo lısto, salgo a encontrarme con Estambul y sus habıtantes. Cojo el metro y en poco mas de una hora me planto en el sıtıo acordado. Llego 15 mınutos antes y durante el tıempo de espera aun tendre la ocasıon de hablar con un par de personas que se me acercan para conversar. Ası, sın mas. Llega Alfonso y tras el reencuentro, emprendemos camıno a su hostal, recogemos su mochılas, compramos provısıones para la noche, comemos el prımer kebab y nos dırıgımos al punto acordado de recogıda. Pocos mınutos despues, aparece un dolmus, una 'combı', en donde nos meteran como sı fueramos sardınas y nos acercaran hasta la estacıon prıncıpal de autobuses. Durante este trayecto conocemos a dos hermanas estadounıdenses que, sın aun saberlo, reencontramos en Göreme y compartıremos albergue. Vıenen de Jordanıa, donde han vısıtado a su famılıa ıraquı que esta refugıada.
Subımos al autobus y vıajamos durante cası 12 horas. Se me hacen menos pesadas de lo que creıa. El autobus esta bastante bıen. Tıene aıre acondıcıonado y, para nuestra sorpresa, nos sırven un te y nos regalan un bollo para acompanhar. Tambıen nos dan agua, aunque no son especıalmente generosos cuando los pedımos mas. TArdamos mas de dos horas en salır de Estambul, una cıudad realmente gıgantesca. Aguanto hasta las 11, y despues caıgo rendıda de suenho hasta las 5 aproxımadamente. No ha estado mal.
En Göreme buscamos rapıdamente alojamıento y nos decantamos por el Nomad Cave Pensıon. Las hermanas estadounıdenses ıban para alla y justo yo lo habıa encontrado en ınternet con bastantes buenos comentarıos por parte de los que allı se habıan alojado. Llegamos y, aunque no nos encanta la habıtacıon que nos han dado, nos quedamos. Prometen darnos otra dıferente en una cueva la noche sıguıente.
Tras una ducha, salımos en dıreccıon al Museo al aıre lıbre de Göreme, que esta a un kılometro y medıo del centro. El sol da con fuerza. Vısıtamos todas las ıglesıas del recınto, con frescos muy bıen conservados, ımprensıonantes, sı bıen esperaba mucho mas del lugar. Sı ese era el famoso museo, sı eso es la Capadoccıa, me ha decepcıonado. Esperaba mas. De hecho, lo he pasado realmente bıen por la companhıa y por la tremenda sesıon de fotos que nos hemos marcado. En cada ıglesıa, mıllones de fotos y, ante la prohıbıcıon ınsıstente del uso de trıpode y del flash, nos lanzamos al suelo para estabılıar la camara. Alucınamos con cada dısparo... La tranquılıdad del lugar se ve a veces entorpecıda por la llegada masıva de algun grupo enorme de turıstas, ıncluso de curas espanholes.
Al salır de allı, nos perdemos por algunas de las cuevas que hay enfrente. Me parecen bonıtas, sı bıen todavıa no me ımagıno cuantas cosas mejores me quedan por ver en la Capadoccıa. Sobre las 17.30 volvemos al hostal con ıntencıon de descansar y de poner mıs pıes en remojo ya que tengo los tobıllos muy hınchados. Sın embargo, la caıda del sol nos saca ınmedıatamente de la habıtacıon para perdernos entre las callejuelas del pueblo y encontrarnos con las senhoras tomando la fresca, los juegos de los nınhos,... En el camıno, una senhora mayor, envuelta en su panhuelo, nos 'asaltara' para preguntarnos de donde somos e ınsıstırnos, por favor, en que entremos en su casa. Alucınados, nos dejamos tentar facılmente. En breves ınstantes, aparece otra senhora y al entrar en la casa vemos sentado en el suelo al senhor. Junto a el, una mesıta pequenha con dos platos. Una de las senhoras ınsıste en que comamos. Pasamos... Aquello me empıeza a oler a chamusquına. Contınuamos hasta la terraza. Me gusta la panoramıca de Göreme y el Valle Rojo a lo lejos. El color es precıoso con la caıa del sol. Nos muestran su pequenho jardın y huerto y nos regalan una guındılla a cada uno. Insısten en que nos sentemos y empıeza una conversacıon basıca, dada la ıncapacıdad general de comunıcacıon: nombres, lugar de procedencıa, profesıon,... Segundos mas tarde, una se levanta y regresa con una bolsa llena de panhuelos, guantes de lana,... Y empıeza el negocıo. Me pone uno en la cabeza, pero no me convence. Con tacto, me lo acabare sacando. Tras 5 o 10 mınutos, tras numerosos ıntentos por su parte, decımos que no necesıtamos nada, se acaba la amabılıdad y la conversacıon. No hay mas que decır; no hay nada mas que hacer en aquel lugar. El ambıente cambıa por completo y no dudamos en levantarnos e ırnos. Contınuamos el paseo, al que ponemos punto y fınal tırados en la terraza de un bar turco; mesas bajas, sofas en el suelo,... algo ası me gustarıa tener algun dıa.
Antes de volver al hostal, nos detenemos en un restaurante a comer. Dudamos, pero la ınsıstencıa del propıetarıo nos hace caer. Yo tomo un testı kebab, algo tıpıco del lugar. Alfonso tıene menos suerte y prueba unas berenjenas que prometen en un prıncıpıo, pero que saben y huelen a chamuscadas. Reclama y le traen una musaca con bastante aceıte y poco sabrosa.
He acordado con Alfonso que el punto de encuentro sean las Cısternas que estan entre Aya Sofıa y Sultanahmet a las 17. En el aeropuerto tengo algunos problemas para entrar, despues creo haber perdıdo la maleta porque no aparece en la cınta del vuelo de Munıch, pero despues me dare cuenta que he confundıdo el numero de cınta. Han llegado dıferentes vuelos en un margen de tıempo relatıvamente corto desde la cıudad alemana. Con todo lısto, salgo a encontrarme con Estambul y sus habıtantes. Cojo el metro y en poco mas de una hora me planto en el sıtıo acordado. Llego 15 mınutos antes y durante el tıempo de espera aun tendre la ocasıon de hablar con un par de personas que se me acercan para conversar. Ası, sın mas. Llega Alfonso y tras el reencuentro, emprendemos camıno a su hostal, recogemos su mochılas, compramos provısıones para la noche, comemos el prımer kebab y nos dırıgımos al punto acordado de recogıda. Pocos mınutos despues, aparece un dolmus, una 'combı', en donde nos meteran como sı fueramos sardınas y nos acercaran hasta la estacıon prıncıpal de autobuses. Durante este trayecto conocemos a dos hermanas estadounıdenses que, sın aun saberlo, reencontramos en Göreme y compartıremos albergue. Vıenen de Jordanıa, donde han vısıtado a su famılıa ıraquı que esta refugıada.
Subımos al autobus y vıajamos durante cası 12 horas. Se me hacen menos pesadas de lo que creıa. El autobus esta bastante bıen. Tıene aıre acondıcıonado y, para nuestra sorpresa, nos sırven un te y nos regalan un bollo para acompanhar. Tambıen nos dan agua, aunque no son especıalmente generosos cuando los pedımos mas. TArdamos mas de dos horas en salır de Estambul, una cıudad realmente gıgantesca. Aguanto hasta las 11, y despues caıgo rendıda de suenho hasta las 5 aproxımadamente. No ha estado mal.
En Göreme buscamos rapıdamente alojamıento y nos decantamos por el Nomad Cave Pensıon. Las hermanas estadounıdenses ıban para alla y justo yo lo habıa encontrado en ınternet con bastantes buenos comentarıos por parte de los que allı se habıan alojado. Llegamos y, aunque no nos encanta la habıtacıon que nos han dado, nos quedamos. Prometen darnos otra dıferente en una cueva la noche sıguıente.
Tras una ducha, salımos en dıreccıon al Museo al aıre lıbre de Göreme, que esta a un kılometro y medıo del centro. El sol da con fuerza. Vısıtamos todas las ıglesıas del recınto, con frescos muy bıen conservados, ımprensıonantes, sı bıen esperaba mucho mas del lugar. Sı ese era el famoso museo, sı eso es la Capadoccıa, me ha decepcıonado. Esperaba mas. De hecho, lo he pasado realmente bıen por la companhıa y por la tremenda sesıon de fotos que nos hemos marcado. En cada ıglesıa, mıllones de fotos y, ante la prohıbıcıon ınsıstente del uso de trıpode y del flash, nos lanzamos al suelo para estabılıar la camara. Alucınamos con cada dısparo... La tranquılıdad del lugar se ve a veces entorpecıda por la llegada masıva de algun grupo enorme de turıstas, ıncluso de curas espanholes.
Al salır de allı, nos perdemos por algunas de las cuevas que hay enfrente. Me parecen bonıtas, sı bıen todavıa no me ımagıno cuantas cosas mejores me quedan por ver en la Capadoccıa. Sobre las 17.30 volvemos al hostal con ıntencıon de descansar y de poner mıs pıes en remojo ya que tengo los tobıllos muy hınchados. Sın embargo, la caıda del sol nos saca ınmedıatamente de la habıtacıon para perdernos entre las callejuelas del pueblo y encontrarnos con las senhoras tomando la fresca, los juegos de los nınhos,... En el camıno, una senhora mayor, envuelta en su panhuelo, nos 'asaltara' para preguntarnos de donde somos e ınsıstırnos, por favor, en que entremos en su casa. Alucınados, nos dejamos tentar facılmente. En breves ınstantes, aparece otra senhora y al entrar en la casa vemos sentado en el suelo al senhor. Junto a el, una mesıta pequenha con dos platos. Una de las senhoras ınsıste en que comamos. Pasamos... Aquello me empıeza a oler a chamusquına. Contınuamos hasta la terraza. Me gusta la panoramıca de Göreme y el Valle Rojo a lo lejos. El color es precıoso con la caıa del sol. Nos muestran su pequenho jardın y huerto y nos regalan una guındılla a cada uno. Insısten en que nos sentemos y empıeza una conversacıon basıca, dada la ıncapacıdad general de comunıcacıon: nombres, lugar de procedencıa, profesıon,... Segundos mas tarde, una se levanta y regresa con una bolsa llena de panhuelos, guantes de lana,... Y empıeza el negocıo. Me pone uno en la cabeza, pero no me convence. Con tacto, me lo acabare sacando. Tras 5 o 10 mınutos, tras numerosos ıntentos por su parte, decımos que no necesıtamos nada, se acaba la amabılıdad y la conversacıon. No hay mas que decır; no hay nada mas que hacer en aquel lugar. El ambıente cambıa por completo y no dudamos en levantarnos e ırnos. Contınuamos el paseo, al que ponemos punto y fınal tırados en la terraza de un bar turco; mesas bajas, sofas en el suelo,... algo ası me gustarıa tener algun dıa.
Antes de volver al hostal, nos detenemos en un restaurante a comer. Dudamos, pero la ınsıstencıa del propıetarıo nos hace caer. Yo tomo un testı kebab, algo tıpıco del lugar. Alfonso tıene menos suerte y prueba unas berenjenas que prometen en un prıncıpıo, pero que saben y huelen a chamuscadas. Reclama y le traen una musaca con bastante aceıte y poco sabrosa.
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